QUIERO SANAR TUS HERIDAS

QUIERO SANAR TUS HERIDAS


En la vida pasamos por momentos difíciles que a lo mejor dejaron una herida profunda en tu corazón, puede ser que tu no tuviste el  amor de un padre o una madre ni estuvo contigo en los momentos que más lo necesitaste o la necesitaste, puede ser que tu familia te dio la espalda en un momento determinado, puede ser que tuviste problemas con una persona por la cual sentías un cariño especial y que sin duda te afecto mucho, puede ser que te traiciono quien menos te lo esperabas y eso hizo que en tu corazón quedaran partículas de resentimiento, o puede ser que no tuviste una infancia agradable. 

Hay tantas circunstancias en la vida que pudieron marcar de una manera profunda nuestros corazones, y es que hay heridas que solo Dios puede sanar pero que también depende de ti para que esto ocurra porque muchas veces no dejamos que nuestro Dios actué. 

Hay momentos en los que vienen a tu mente esos recuerdos desagradables que viviste y que provocaron esa herida tan difícil de sanar, y es que no sé por qué los seres humanos tenemos esa mala costumbre de recordar lo pasado, de empeñamos en traerlos a nuestro presente pues no nos dejan ser del todo felices. 

Pero Dios te dice en esta hora que no importa que tan profunda haya sido esa herida que aún está ahí; en este día viene a ti para consolarte, para sanarte, para liberarte, para llenarte y para que tú puedas sentir ese amor único y especial que solo Él te puede dar.

Querido hermano y hermana dale la oportunidad a Dios de que sane tu alma por completo y ya no sientas más esas heridas que tanto mal te han hecho hasta el día de hoy. 

Oración:
Señor Jesús este día vengo a ti para decirte que tengo una herida que no me ha dejado vivir en paz por mucho tiempo, reconozco que tú eres el único que puede sanarme pues tu eres todopoderoso, creo en tu poder y en este día me presento delante de ti con el deseo y el anhelo de recibir sanidad para mi alma declaro que vas a llenarme por completo con tu amor.
Amen. 

Isaías 41: 14
Yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.



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