La carrera de la Vida ¿Cuál será el final?


La carrera de la Vida ¿Cuál será el final?
 


En el mundo existen tres tipos de personas, los que viven para sí mismos, los que viven para los demás y los que no se arriesgan a saber que pueden aportar.

Quienes viven para sí mismos no les importa caminar en línea recta sin ver a quien se llevan por delante; hieren, ofenden e incluso son capaces de actuar de forma fraudulenta y obtener lo que desean usando estrategias deshonestas.
 
Por su parte quienes viven para servir a los demás están atentos a que el bienestar alcance a todos y el granito más pequeño que pueden aportan es significativo en sus vidas y en su entorno.
Finalmente está el temeroso, inseguro que no tiene ni idea de lo útil que puede ser, tienen miedo de participar en la carrera de la vida.
 
La Biblia nos ejemplifica de manera espectacular estos tres tipos de personalidades:


Los tienen un mal comienzo pero un final extraordinario, como el apóstol Pablo: 

“Perseguía y hacia todo lo posible por destruir la Iglesia de Dios” (Gálatas 1:13). Pero después de conocer a Jesús, su vida dio un giro grandioso, tanto que estuvo dispuesto a vivir y morir por Él…” (Filipenses 1:21).

Los que tienen un maravilloso comienzo, pero tienen un final lamentable… 

El rey Saúl es un ejemplo. Apartó su mirada de la voluntad de Dios, la consecuencia; perdió su corona en el monte Gilboa (Monte del orgullo). su palabra finales fueron 

“…He pecado… He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera. (1 Samuel 26:21).

Los que no se arriesgan. Para este tipo de personas existe una cita interesante… 

“No se gana sin arriesgar, y nunca se pierde cuando se ha intentado. La felicidad no se encuentra en la cima de la montaña, sino en como subir”. 

Cuando nos decidimos a experimentar la vida aportando el talento o don que tenemos viviremos tendremos la mejor satisfacción.

¿Te sientes identificado con alguno?
Que al final de la carrera puedas decir:
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. (2 Timoteo 4:7)


¿Qué reacción nos das?

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